Preocupante deterioro del estado del firme de nuestras carreteras en estos últimos años


La semana pasada mostrábamos en esta web el nuevo modelo que el Ministerio de Fomento propone para la conservación de las carreteras en los próximos años, para intentar dar el mejor servicio posible con unos presupuestos que cada vez son más reducidos.

Encajar el cada vez más escaso presupuesto con las necesidades de conservación de toda la red viaria española puede resultar un sudoku difícil de resolver, y las consecuencias ya se están viendo. Como muestra, valga la reciente estimación realizada por la Asociación Española de Fabricantes de Mezclas Asfálticas (ASEFMA). Según los cálculos de la asociación, serían necesarios 6.200 millones de euros únicamente para recuperar el estado de los firmes que se han ido deteriorando durante estos últimos años en los que paulatinamente se han ido reduciendo las inversiones en conservación.

En el informe podemos comprobar cómo hasta el año 2008 el importe asignado a la recuperación de firmes era superior a los 500 millones de euros al año. Desde entonces y hasta lo que llevamos de año 2012 se han licitado únicamente 40 millones de euros en total para recuperación de pavimentos. Ya en 2011 cifraban las necesidades de inversión para recuperación en 1.576 millones de euros para las carreteras de la Red de Carreteras del Estado y en más de 3.500 millones de euros para las carreteras de competencia autonómica.

Evidentemente estas reducciones en las inversiones afectan gravemente a la seguridad en las vías, aspecto del que se viene alertando de forma periódica por parte de numerosas asociaciones, como la Asociación Española de la Carretera, en cuyo último informe se pone de manifiesto que nuestras carreteras están en un grado de conservación similar al de hace 25 años.

Realizar las inversiones necesarias ahora, puede ahorrar inversiones muy superiores en el futuro, ya que el deterioro es mucho más acelerado en aquellas infraestructuras que llevan largo tiempo sin ser rehabilitadas. Esperemos que, por una vez, nuestros responsables políticos sean capaces de recortar el gasto superfluo, pero no tocar las partidas necesarias, y que serían mucho más caras de acometer en un futuro.