Las nuevas dinámicas de movilidad en las ciudades, que están ocasionando un auge de transportes alternativos al vehículo, como la bicicleta o medios públicos, hace que muchas regiones se estén planteando si es necesario disponer de un número tan elevado de semáforos como el que existe en la actualidad.
Son variados los estudios que afirman que el número de semáforos existente en las principales ciudades del mundo es demasiado elevado para las necesidades actuales, pudiendo eliminar sin ningún peligro adicional para la seguridad vial un porcentaje que podría rondar el 20-30 % en muchas de ellas.
Zonas con apenas tránsito de vehículos, o espacios que pueden ser regulados más eficazmente por otros medios, como rotondas, hace que sea necesario replantearse la necesidad de cada uno de los semáforos colocados. Varios son los beneficios asociados a eliminar aquellos semáforos que no son estrictamente necesarios:
- Coste: El elevado coste de funcionamiento que puede tener anualmente un semáforo, es un motivo para no abusar de su utilización.
- Mejorar el flujo de tráfico: En aquellas zonas con poco trafico, o en otras zonas más concurridas fuera del horario punta, los semáforos suponen más un problema que una ventaja para los vehículos, provocando retrasos e interrupciones que no son necesarias.
- Seguridad: Aunque parece poco intuitivo, en determinadas circunstancias, la eliminación de semáforos puede mejorar la seguridad del tráfico, debido a la mayor atención prestada por los conductores.
Está claro que una eliminación indiscriminada de semáforos no es, ni positivo, ni recomendable, pero sí que sería necesario que los responsables de gestionar el tráfico de las ciudades se replantearan la conveniencia de cada uno de los semáforos existentes en su región, analizando si es la mejor alternativa existente para el fin que se busca.
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