La ciudad conectada: Midiendo y conociendo todo


En la continua evolución de las principales ciudades hacia modelos cercanos a la Smart City, Chicago acaba de dar otro paso, colocando sensores en sus farolas para medir todo tipo de parámetros, que luego puedan ser analizados y servir para mejorar la vida de los ciudadanos.

La idea es sencilla, aprovechar la enorme cantidad de farolas que existen en la región para conseguir que sean recolectores de todo tipo de información (desde la calidad del aire o la temperatura, hasta la densidad de personas que pasan por esa zona), obteniendo un importante volumen de datos e información, que bien utilizada puede ser de enorme utilidad.

Este proyecto de implantación de sensores se complementa con una vocación de compartir la información, sirviendo en datos abiertos (legibles) lo que recogen los equipos, para que cualquier ciudadano o usuario pueda desarrollar aplicaciones que sean de utilidad.

Esto a permitido que, por ejemplo, haya surgido una aplicación que detecta dónde es mayor la densidad de personas por la noche (por si hay que poner vigilancia), o las zonas más contaminadas de la región.

Lo que parece claro es que, cada vez más, las ciudades usarán sus infraestructuras y medios como grandes recolectores de datos e información, y se dirigirán hacia un modelo de ciudad conectada, inteligente, que «escucha, entiende y da respuesta» a los datos recibidos.

En definitiva, nos acercamos a modelos de ciudades inteligentes, basados en medir para mejorar, y en servir mejor a los ciudadanos.