Reflexiones de un técnico en el sector de la gestión de carreteras


Que la tecnología ha revolucionado y mejorado la eficiencia de una forma u otra de prácticamente todas las actividades y sectores es algo que, por obvio, no merece la pena ni siquiera comentar.

Lo que sí resulta más interesante es analizar por qué cuesta a veces tanto modernizar determinadas actividades, o conseguir aprovechar al máximo todas las posibilidades que la tecnología bien impleada puede aportar.

Hay sectores en los que la tecnología es la base del negocio o un elemento consustancial al mismo (buscadores, sistemas de comercio electrónico y en general modelos basados en el uso de una forma u otra de la red), otros que la tecnología es un elemento sin el que no se podrían desarrolla estos negocios en la actualidad (bancos, seguros, y en general los de servicios), y muchos otros en los que la tecnología es imprescindible pero no es la base primera del negocio.

Entre estos últimos está el sector en el que trabajamos y mejor conocemos, la conservación de carreteras. En este caso concreto, nuestro trabajo está en la intersección entre la tecnología (que dominamos) y la conservación y explotación de carreteras (a la que debemos dar servicio con nuestro producto).

¿Cómo se consigue poder desarrollar productos que resulten útiles en un sector tan específico?

Nuestra experiencia nos deja claro que no basta con formar un equipo sólo con especialistas (expertos por un lado en informática o comunicaciones, y expertos por otro lado en carreteras) sino que, aunque es importante tener especialistas, es imprescindible contar con determinados perfiles que sean más transversales, es decir, que dominen ambas materias (aunque siempre destaquen más en alguna de ellas).

Frente al modelo de 100% experto en carreteras y 0 % en tecnología, o viceversa, las empresas que realmente funcionan y entienden a los clientes necesitan tener perfiles más cercanos al 80% de un aspecto y 60 % de otro. Es decir, que puedan hablar el lenguaje del cliente, entender sus necesidades, y en paralelo conocer con detalle las limitaciones o posibilidades que ofrece la tecnología para cubrir esas necesidades, para ofrecer la mejor solución y para dar alternativas que resulten útiles.

Por eso a veces es tan difícil aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología en sectores que son muy específicos, porque sólo haciendo el esfuerzo de tener un personal que en su mayoría tenga un conocimiento avanzado de ambas materias (la parte tecnológica y la parte de gestión de carreteras) es posible entender los problemas y necesidades reales del sector, con la capacidad de traducirlos para darles solución.

Un aspecto que, en este caso mostramos relacionado a las carreteras, pero que es común a numerosas industrias, y un elemento en el cual hemos incidido en Iternova desde el principio: Contar con los mejores técnicos de un área pero con la capacidad y ganas de formarse para ser también expertos en el otro aspecto mencionado.