Auge de los sistemas ecológicos


Leemos en las páginas de «El Mundo» que se van a implantar en las carreteras catalanas los primeros radares ecológicos, es decir, alimentados por energías limpias (en este caso concreto, se conjuga la unión de un pequeño molino y varias placas solares en cada equipo), dentro del plan encaminado a reducir la siniestralidad un 15 % hasta el año 2013.

Este tipo de equipos cuenta con una serie de ventajas importantes, aunque también presenta algún inconveniente que es preciso tener en consideración.
Entre las ventajas podemos destacar que, al ser independientes de la energía eléctrica, se pueden ubicar en los puntos exactos deseados (lugares con mayor siniestralidad), conllevando además un importante ahorro a medio plazo (aunque el coste inicial es algo superior).
El origen de su ventaja es también la fuente de sus inconvenientes, ya que la dependencia que tienen del sol y el viento hacen que puedan dejar de funcionar ante la falta de éstos, aunque los sistemas cuentan con una baterías incorporadas para utilizar si es necesario, así como una memoria interna para almacenar las fotos tomadas.

Este avance ha sido presentado en el XI Congreso estatal de Sistemas Inteligente del Transporte en Barcelona, del cual ya nos hicimos eco en post anteriores.

Los radares son los últimos dispositivos que han incorporado estas fuentes de alimentación limpias, cuyo uso cada vez está más extendido en todo tipo de dispositivos implantados en nuestras carreteras: parquímetros solares, cámaras de explotación o estaciones meteorológicas.

Sin embargo, hay que tener presente que la necesaria fiabilidad demandada a los dispositivos implantados en las carreteras, nos tiene que llevar a considerar el uso de estos equipos únicamente en escenarios muy concretos (cuando se desea ubicarlos en lugares que no tienen un fácil acceso a energía eléctrica), pero todavía no se puede generalizar su uso a todas las situaciones.