Rutas inteligentes que tienen en cuenta más factores que la distancia o el tráfico


El desarrollo de sistemas que ofrecen la mejor ruta a seguir para llegar a un destino, cada vez se está depurando más e integrando variables que deben ser tenidas en cuenta.

Si hace unos años, los sistemas indicaban al usuario el mejor trayecto a seguir basándose únicamente en elementos estáticos (la ruta más corta, o la más veloz, tomando en consideración los límites de velocidad de cada zona), en los últimos tiempos se incorporaba la variable del tráfico existente en el momento exacto del cálculo en cada zona, para poder guiar a los conductores por aquellos lugares más despejados.

Sin embargo, existen más variables que pueden entrar en juego en el cálculo de una ruta ideal, en función del tipo de conductor, de su modelo de vehículo, y del lugar en el que se encuentre. Podemos ver cómo alguna de estas variables, muchas de ellas dependientes del modelo de vehículo (si es o no eléctrico), puede hacer que la ruta seleccionada deba ser otra completamente distinta:

  • ¿Qué ocurre si, como está pasando en numerosas ciudades, el acceso a las zonas urbanas tiene una limitación de emisiones contaminantes? En este caso, si el vehículo es eléctrico, o poco contaminante, podría ir por esa zona, pero si no, habría que buscar otra ruta.
  • ¿Por qué no dar la posibilidad al usuario de indicar el tiempo máximo que le queda de batería, en su coche eléctrico, para que la ruta ofrecida cuente con una estación de recarga a la que se llega en menos tiempo? Lo mismo exactamente pasaría para el tema de la gasolina.

Toda esta información tiene que ser incorporada a los navegadores, ofreciendo cada día más un servicio completamente personalizado a las necesidades de cada usuario (y de su vehículo), que es en definitiva lo que va a permitir ofrecer un servicio óptimo.

Poco a poco, conforme se vaya imponiendo la información geolocalizada en servicios y empresas, el navegador debe permitir también al usuario hacer recorridos que cumplan determinados filtros (que pasen por un restaurante y una gasolinera), o que cumplan determinados requisitos.

En definitiva, manejar mucha información, pero ser capaces de personalizar esta información para las necesidades concretas de cada usuario. Un modelo de servicio que es cada día más demandado.