Tecnología LED en iluminación, usos y ventajas


Después de que el Gobierno anunciara que una de las medidas de su plan de ahorro de energía, con el que se pretende reducir la factura energética en España, sea la «Iluminación más eficiente en las grandes ciudades«, se ha ocasionado un auge de la tecnología LED como la mejor alternativa para ofrecer esta mayor eficiencia.

Vamos a intentar ofrecer las claves que están llevando a los responsables de la iluminación en nuestras ciudades a considerar que la tecnología LED es la que mejor se adapta a estas nuevas demandas del Gobierno.

La tecnología LED, acrónimo de Light Emitting Diode, hace referencia a un dispositivo conductor (diodo) que produce luz cuando una corriente eléctrica pasa a través del material semiconductor del que se compone.

Su mayor eficiencia y vida útil respecto de las bombillas tradicionales (incandescentes o de filamento), la convierten en una tecnología muy rentable a medio plazo, aunque inicialmente es más cara que la iluminación habitual. Esta rentabilidad media (que se estima cercana al 60 %) proviene de los siguientes factores:
    -> Mayor duración (su vida útil oscila entre los 12-15 años, frente a los 3 años de las bombillas actuales).
    -> Bajo consumo de electricidad, y pequeño tamaño.
    -> Costes mínimos de mantenimiento, debido a que cuenta con una alta resistencia.
    -> Se fabrican con material no contaminante y más fácil de reciclar.
    -> Permiten dirigir de manera certera los haces de luz sobra la zona a iluminar, emitiendo una luz blanca muy parecida a la natural.

Es decir, como vemos, no sólo es más rentable, sino que también es una tecnología más respetuosa con el medio ambiente, lo que es otro importante aspecto a tener en cuenta.

El principal problema que tienen, su alto coste inicial, está llevando a las Administraciones Públicas a ofrecer un nuevo modelo de contratación consistente en que las empresas de servicios financian la inversión inicial, y luego cobran del ahorro obtenido en la factura de la luz. De esta forma, las ciudades pueden cambiar su iluminación por sistemas más rentables a medio plazo, y los proveedores de estos servicios acaban recuperando su inversión (con los beneficios correspondientes).

Aunque en la actualidad únicamente el 10 % de la iluminación pública en España se hace con LED, en unos pocos años lo más probable es que esta tecnología esté en la mayor parte de sistemas de alumbrado de nuestras ciudades, debido a las numerosas ventajas que hemos comentado.

La unión de esta tecnología, con los sistemas de telegestión del alumbrado (que explicaremos de forma detallada otro lunes), se trata sin ninguna duda de la solución óptima para reducir la factura energética de nuestros municipios, que en estos momentos se ha convertido en de las mayores prioridades de los mismos.